Hasta no hace mucho, llegados los primeros fríos del año se sucedían por las zonas rurales de toda España la matanza del cerdo caseras, que se venían a convertir en fiestas familiares y vecinales en las que se celebraba el acopio de carne para todo el año.
Rico es el refranero popular en alusiones a la importancia y valor del cerdo por el sustento alimenticio que se obtenía del animal:
"El cerdo del aldeano, hucha de carne para el año"
"Quien tiene patatas, pan, puerco y vino, no necesita discutir con el vecino"
"El mejor vecino, un buen tocino"
"Lana, puercos y trigo, hacen al hombre rico"
"San Antón, protege de mal a mi chon"
El gran aprovechamiento que se hace de todas las piezas de artiodáctilo (nombre científico de la familia a la que pertenece), así como las posibilidades de conservación de su carne hacían al cerdo (cochino por estas tierras) un tesoro para aquellas familias capaces de dar cobijo y cebo al animal hasta el momento de su sacrificio.
De entre las más exquisitas maneras de conservación de la carne porcina está uno de los productos nacionales por excelencia: el jamón, también otras salazones. Sin embargo, quizás la Subbética, jamones de Rute aparte, pueda presumir de conservar algunas de las recetas más añejas de embutidos, lo que además ha dado lugar a algunas elaboraciones difíciles de encontrar por otros lugares, como la morcilla blanca.
Dado que algunas costumbres como la de la propia celebración de la matanza aquí, como en el resto del país ha ido perdiendo fuerza, queremos animarte a recuperar al menos el sabor de estas elaboraciones tradicionales. La de nuestros embutidos artesanos. Hemos hecho una selección de los más típicos de la Subbética, relleno de carnaval aparte (disponible a partir de febrero), y te lo ofrecemos con un suculento descuento de un 10% sobre su precio original.
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